You are currently viewing Tributo a Kenji Mizoguchi: Un Maestro del Cine Feminista y la Profundidad Visual

Tributo a Kenji Mizoguchi: Un Maestro del Cine Feminista y la Profundidad Visual

Hoy, 24 de agosto de 1956, recordamos a uno de los grandes cineastas que dejaron una huella imborrable en la historia del cine: Kenji Mizoguchi. A lo largo de su carrera, Mizoguchi nos regaló obras maestras que exploraron la profundidad emocional y la condición de la mujer en una sociedad dominada por hombres. Su visión cinematográfica trascendió fronteras y sigue siendo relevante hasta nuestros días.

“Me gustaría plasmar en mis películas esa profundidad de campo de los dibujos chinos. ‘A cada nueva mirada, es necesario lavarse los ojos… para ver bien'”, expresó Mizoguchi, dejando entrever su profundo compromiso con la estética y la narrativa visual. Sus películas son verdaderas pinturas en movimiento que capturan la atención del espectador y lo sumergen en mundos ricos en matices.

Fue gracias a Jacques Rivette y la revista Cahiers du Cinema que Mizoguchi encontró reconocimiento en Europa. “Vida de Oharu, mujer galante” (1952) fue su primera obra conocida en este continente. Sin embargo, para entonces, ya había creado más de 40 películas, muchas de las cuales lamentablemente se perdieron en el tiempo. A pesar de esto, su legado permanece vivo y su influencia se siente en generaciones posteriores de cineastas.

Mizoguchi se autodenominaba un director feminista, y su filmografía respalda esta afirmación. En un mundo donde las mujeres a menudo eran relegadas a roles secundarios, él les otorgó protagonismo en sus películas, explorando sus luchas, deseos y anhelos. Su enfoque en los personajes femeninos dotó a sus obras de una profundidad emocional única y de una autenticidad que aún resuena en la audiencia actual.

Una característica distintiva del cine de Mizoguchi son las tomas largas y evocadoras. Para él, dividir una escena en múltiples tomas interrumpía la fluidez de la actuación y disminuía la intensidad emocional. Sus escenas se desarrollan con una gracia hipnotizante, permitiendo que los espectadores se sumerjan en la trama y se conecten íntimamente con los personajes.

El reconocido director francés Jean-Luc Godard dejó claro su aprecio por Mizoguchi al afirmar que sus tres directores favoritos eran “Mizoguchi, Mizoguchi y Mizoguchi”. Este elogio habla de la profunda influencia que Mizoguchi tuvo en el mundo del cine y en la forma en que sus películas han dejado una impresión duradera en otros cineastas.

Theo Angelopoulos, otro destacado director, compartió cómo vio entre 12 y 14 películas de Mizoguchi sin subtítulos con una pasión innegable. Esta admiración refleja cómo Mizoguchi tocó las vidas de quienes aprecian el arte cinematográfico en su forma más pura. Su impacto, aunque a menudo inconsciente, se ha convertido en una parte esencial de la formación de muchos cineastas.

Además de “Vida de Oharu, mujer galante”, protagonizada por su musa Kinyu Tanaka, quien participó en 14 películas del maestro, hay otras obras memorables de Mizoguchi que merecen atención:

  1. “Los amantes crucificados” (1954)
  2. “La calle de la vergüenza” (1956)
  3. “Cuentos de la luna pálida” (1953)
  4. “El intendente Sansho” (1954)

Si bien hay más películas destacadas en su filmografía, estas cinco son mis favoritas personales. Kenji Mizoguchi, junto a Ozu y Kurosawa, forma la trinidad vanguardista del mejor cine japonés. Su legado continúa resonando y su trabajo sigue siendo un testimonio perdurable de la belleza y profundidad del cine.