Una pieza de cámara tan sencilla como grande
“Los hombres si lloran”
“Close” (2022) de Lukas Dhont.
Eden Dambrine, Gustav De Waele, Émilie Dequenne, Léa Drucker,
” Con mi cine exploro el conflicto de la identidad”. Lukas Dhont
La segunda película de Lukas Dhont es, sin duda, una obra hecha de emociones. Si, la sensibilidad es uno de los rasgos más denostados en las masculinidades normativas. En el caso de “Close” este molde se rompe a fuerza de lágrimas. En la audiencia, queda un sabor agridulce que se convierte así en una de las firmas de autor del cineasta belga autor también de “Girl” su primera y también excelente película.
Hay películas que, por un motivo u otro, te cambian la vida, remodelan tu sistema de creencias, te hacen pensar, amplían tu conocimiento, te hacen volver a plantearte tus verdades inamovibles. Esta como “El hijo” de los hermanos Dardenne, también belgas, consigue bastante de todo eso. Por suerte hay bastantes ejemplos de un cine riguroso, sencillo, profundo, que habla en este caso del perdón, de la amistad, de la masculinidad, de la identidad sexual, del paso a la adolescencia, el bulling, los estereotipos, la culpa , el daño y más cosas y lo hace con sencillez, sin subrayados , ni dogmas y adoctrinamientos , ni mensajes, con la esencia del cine que dan unos actores jóvenes perfectos, un guion sutil y sensible que logra dejar huella en el espectador.
Leo, un estupendo Edén Dambrine que demuestra que los actores infantiles están más que preparados para cargar una película al completo sobre sus hombros, es un personaje pleno de matices, alejado de las grandes escenas de llanto descontrolado y drama épico a las que podemos estar acostumbrados en los dramas adolescentes, sorprende con algo mucho más difícil de llevar a cabo como intérprete: la contención y la expresividad de su rostro.
Tras recibir una noticia al mitad del film que rompe su vida en dos, Leo deja de tener sentimientos. Vive, pero no vive: solo algunos ramalazos de furia y su afición por el hockey sobre hielo hacen que, a sus trece años, pueda empezar a procesar un dolor interno y una culpabilidad inédita a su edad que bloquea cualquier otra cosa que pueda sentir. La asepsia emocional de un preadolescente que se siente culpable de reír, que no puede seguir adelante, cuya vida se ha puesto en pausa eterna.
“Close” se alzó con el premio del jurado en el festival de Cannes de este año y también en el Festival de Cine Europeo de Sevilla (junto al de mejor actor). Una película que asegura darte una lección de vida y que confieso desde ya, que la gran mayoría de espectadores a mi alrededor incluyéndome, hicimos uso del clínex durante parte de su duración.
“Close’ es una de las experiencias más personales, dramáticas, bien estructuradas, sentimentales y dolorosas del año, entre campos de amapolas, amistades infantiles, madres tolerantes, confesiones entre susurros, hockey sobre hielo, bicicletas, culpabilidad y perdón.
Quisiera destacar finalmente el excelente uso del primer plano aislando a los protagonistas
de lo que ocurre a su alrededor, incluso de su entorno humano o natural, salvo esos campos de amapolas.