El cine, como forma de arte, tiene la capacidad de conmovernos, de transportarnos a diferentes realidades y de explorar la complejidad de la condición humana. Una película que logra capturar esta esencia de manera magistral es “La Golfa” (La Chienne), dirigida por el legendario Jean Renoir y estrenada en 1931. En este artículo, exploraremos la profundidad de esta película que, aunque pasaron más de 35 años desde su estreno en el cine Casablanca, sigue siendo un ejemplo brillante de cine que perdura en el tiempo.
El Comienzo de una Historia Inolvidable
“La Golfa” es una película que se atreve a ser diferente desde el principio. Jean Renoir nos recuerda que no estamos a punto de ver un drama ni una comedia convencional. No se nos presentará una moraleja o una lección de vida. Los personajes principales no son héroes ni villanos; son personas comunes, como usted y yo. El director nos advierte: “Son una pobre gente como usted y como yo. Son tres: él, ella y el otro, como siempre”. Con estas palabras, Renoir nos sumerge en un mundo donde la autenticidad y la humanidad son los protagonistas.
El Triángulo de Personajes
El corazón de la película late en torno a tres personajes principales. El primero es él, un hombre de mediana edad, tímido e increíblemente ingenuo. Michel Simon da vida a este personaje con una actuación magistral que nos hace empatizar con su vulnerabilidad y fragilidad. Luego está ella, una joven con un encanto un tanto vulgar, interpretada de manera convincente por Janie Marèse. Por último, pero no menos importante, está el otro, el joven Dédé, cuyo papel es esencial para la trama. Georges Flamant le da vida con autenticidad.
La Maestría de Jean Renoir
Lo que distingue a “La Golfa” de otras películas de la época es su enfoque único y su estilo visual. La película se siente como un remanente del cine mudo, con su estética sencilla y directa. Renoir utiliza esta estética para sumergir al espectador en la vida de los personajes, llevándonos a sus hogares, a las calles de París y a sus relaciones personales. Cada fotograma es una pincelada de realidad que contribuye a la construcción del lienzo de sus vidas.
La Humanidad en la Pantalla
A medida que la película avanza, nos convertimos en testigos de las miserias y los anhelos de estos tres personajes. Sus luchas y deseos se convierten en los nuestros. Renoir utiliza el cine como un medio para explorar los sentimientos humanos más profundos. Nos hace sentir compasión y lástima por estos infelices personajes, incluso Dédé, quien, a pesar de su papel inicial como verdugo, se convierte en víctima de sus propias circunstancias.
La humanidad en “La Golfa” no es idealizada ni simplificada. Renoir se sumerge en las complejidades de la vida de sus personajes, mostrando sus defectos y debilidades con empatía y comprensión. Esto nos recuerda que todos somos imperfectos y que nuestras acciones están influenciadas por nuestras circunstancias y deseos.
El Legado de “La Golfa”
A lo largo de los años, “La Golfa” ha dejado una huella indeleble en el mundo del cine. Su influencia se puede ver en películas posteriores que exploraron temas similares. En 1945, Fritz Lang se basó en la misma historia para crear su película “Perversidad”, que también trata temas de pasión y obsesión, pero carece de la frescura y la profundidad humanista de la obra de Renoir.
Esta no fue la única vez que Lang se inspiró en Renoir. “La Bestia Humana” (1938) fue otra película que Lang adaptó posteriormente como “Deseos Humanos”. Aunque estas películas de Lang son notables en su propio derecho, carecen de la sensibilidad humanista que Renoir infunde en “La Golfa”.
Conclusión
“La Golfa” (La Chienne) de Jean Renoir es una obra maestra del cine que perdura en el tiempo. A través de su estilo visual único y su profunda exploración de la condición humana, la película nos recuerda que todos somos imperfectos, que nuestras acciones están moldeadas por nuestras circunstancias y deseos, y que la empatía y la comprensión son esenciales para comprender a los demás.
Michel Simon, Janie Marèse y Georges Flamant entregan actuaciones inolvidables que dan vida a personajes que se quedan en la memoria del espectador mucho después de que las luces del cine se apaguen. “La Golfa” es una película que nos desafía a mirar más allá de las apariencias y a buscar la humanidad en cada uno de nosotros, incluso en los momentos más oscuros de la vida. Jean Renoir nos regaló una joya cinematográfica que seguirá siendo apreciada y estudiada por generaciones venideras, recordándonos que el cine tiene el poder de reflejar nuestra humanidad en toda su complejidad y belleza.