En memoria de Francisco Ibáñez
El mundo del cómic y el humor gráfico ha perdido a uno de sus grandes genios, Francisco Ibáñez. Con su partida, personajes icónicos como Mortadelo y Filemón, Rompetechos, Pepe Gotera y Otilio, El Botones Sacarino o la 13 Rue del Percebe se han quedado huérfanos, pero su legado perdurará eternamente en los corazones de millones de lectores que disfrutaron de su talento.
Durante décadas, la editorial Bruguera fue el hogar de la genialidad de Ibáñez. Sus creaciones inundaron las páginas de revistas como Tío Vivo, DDT, Pulgarcito, entre otras, donde se convirtieron en lectura y disfrute obligado para jóvenes y adultos por igual. El humor y la originalidad de sus personajes y tramas hicieron que generaciones enteras se divirtieran y conectaran con su trabajo.
Mortadelo y Filemón, esa peculiar pareja de agentes de la TIA, protagonizó sus aventuras desde 1958, y se convirtió en uno de los cómics más populares de España y América Latina. A través de sus locas misiones y su peculiar relación, Ibáñez logró hacer reír a carcajadas a los lectores, al mismo tiempo que reflejaba, con sátira y humor, aspectos de la sociedad y la política de su época.
Por otro lado, Rompetechos, el entrañable personaje miope que siempre se metía en líos y se llevaba algún que otro golpe, también dejó una huella imborrable en la memoria de los aficionados al cómic. Su forma singular de ver el mundo y su carácter desafortunado conquistaron a lectores de todas las edades.
Pepe Gotera y Otilio, dos chapuzas profesionales que causaban más estragos de los que arreglaban, protagonizaron situaciones disparatadas y delirantes en cada viñeta. Con ellos, Ibáñez mostró una vez más su maestría para capturar situaciones cómicas y conectar con la realidad de muchos oficios.
El Botones Sacarino, con su ambición desmesurada y sus planes para hacerse millonario, también se ganó un lugar especial en el corazón del público. Sus intentos siempre fallidos de hacer fortuna dejaban lecciones cómicas y moralejas para reflexionar, todo envuelto en el humor característico de Ibáñez.
Otro de sus grandes logros fue la 13 Rue del Percebe, una divertida y peculiar edificación donde cada piso albergaba a sus propios inquilinos, cada uno con una historia y personalidad única. Con un estilo único, Ibáñez dio vida a estos personajes y sus enredos, convirtiendo la 13 Rue del Percebe en un icono del humor gráfico.
La huella de Francisco Ibáñez no solo se limita a sus personajes y obras maestras, sino que ha influido en generaciones de dibujantes y humoristas. Su creatividad desbordante, su estilo inconfundible y su capacidad para crear situaciones hilarantes dejaron una marca imborrable en el mundo del cómic.
Hoy, el universo del humor gráfico está de luto, pero también celebra la vida y la obra de este genio del lápiz y la tinta. Sus personajes seguirán haciéndonos reír en las páginas de los cómics y manteniendo vivo el legado de Francisco Ibáñez, un artista cuya genialidad y sentido del humor perdurará en la memoria colectiva.
Ahí va mi homenaje con la comunidad de vecinos más divertida de la historia de los tebeos, que decíamos entonces.
Que descanse en paz, Francisco Ibáñez. Gracias por tantas risas y momentos inolvidables. Tu legado perdurará para siempre en el corazón de tus lectores.