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“Cerrar los Ojos” (1923) de Víctor Erice: Un Viaje al Corazón del Cine

El cine es una forma de arte que ha evolucionado a lo largo de los años, pero su esencia, su magia, nunca ha desaparecido por completo. En la película “Cerrar los Ojos” (1923) de Víctor Erice, encontramos una frase que resume la pasión y el amor inquebrantable por el cine: “Los milagros en el cine dejaron de existir tras la muerte de Carl Th. Dreyer”. Este film, el tercero de ficción de Erice, ha sido esperado durante 40 largos años desde su aclamada obra “El Sur”. En esta película, Erice nos ofrece una visión significativa y elocuente de su amor por el cine, su cinéfilia, pero también de los desafíos que enfrentó a lo largo de su carrera y de la integridad y personalidad que tuvo que mantener a pesar de las dificultades.

En “Cerrar los Ojos”, Erice rinde homenaje a cineastas icónicos como Orson Welles, Nicholas Ray y Chaplin, a través de carteles y referencias cinematográficas. El prólogo y epílogo con el “Welles catalán”, Josep Maria Pou, nos sumergen en la atmósfera del cine clásico, recordándonos la influencia duradera de estos grandes directores en la industria cinematográfica.

El elenco de la película es excepcional, con actores como Manolo Solo, José Coronado, Ana Torrent, María León, Soledad Villamil y Josep Maria Pou. La presencia de Ana Torrent, quien ya había deslumbrado en “El espíritu de la colmena”, añade una capa adicional de nostalgia cinematográfica. Su actuación, junto con la de José Coronado, quien interpreta a Julio Arenas, un personaje con rasgos de los héroes del cine negro, es impecable y evocadora de una época dorada del cine.

Erice utiliza elementos visuales y narrativos propios del cine clásico, como los fundidos en negro, para marcar el inicio y el final de las secuencias. Además, toma prestado un recurso típico de Hitchcock al introducir elementos visuales clave, como una foto de la hija del personaje wellesiano de Pou y una pieza de ajedrez, que serán fundamentales para la búsqueda del actor desaparecido.

La película se desarrolla en un entorno cinematográfico muy particular: un cine cerrado que solo abre sus puertas para proyectar los rollos de la película inacabada en la que desapareció el actor. Este escenario contribuye a crear una sensación de misterio y nostalgia que envuelve toda la trama.

Sin embargo, a pesar de todos los elementos destacados de la película, hay aspectos que podrían haberse pulido más. La madurez de la película a veces se sobrepone a la sensibilidad, lo que resulta en una cierta frialdad y sobriedad en las imágenes en comparación con la rica creatividad de luz y cámara de otros directores de fotografía como Luis Cuadrado o José Luis Alcaine. El montaje, en algunos momentos, se siente algo deslabazado y con fallos de continuidad que distraen al espectador.

A pesar de estas críticas, “Cerrar los Ojos” es una película que no debe pasarse por alto, especialmente para los amantes del cine de Víctor Erice. La pasión del director por el séptimo arte es innegable y se refleja a lo largo de toda la película. No es una obra que invite a cerrar los ojos en ningún momento, sino todo lo contrario, nos insta a abrirlos y explorar la riqueza del cine en su máxima expresión.

En conclusión, “Cerrar los Ojos” es un testimonio de la perseverancia de Víctor Erice en su búsqueda incansable de la esencia del cine. A pesar de no alcanzar las alturas de sus dos películas anteriores, la película ofrece suficientes elementos para cautivar a los amantes del cine y recordarnos la importancia de mantener viva la magia cinematográfica. En mi opinión, merece una nota final de 8.

Como nota final, quiero destacar un detalle que puede parecer una minucia, pero que es significativo para mí. En los títulos finales de la película, se incluyen dos listados de agradecimientos: uno largo para los productores y otro más corto para el director. Esta distinción es sintomática y refleja el profundo compromiso de Erice con su obra y su pasión por el cine.