6/2/1932. In Memoriam “Me gustaría que mi cuarta película no fuera un barco en peligro, sino un tren cruzando a través del campo. Me gustaría que fuera un buen viaje, fluido y armonioso, desprovisto de caos…” .François Truffaut “La piel suave” (La peau douce,1964) de François Truffaut .Jean Desailly, Françoise Dorléac, Nelly Benedetti.Pocas veces se ha retratado en cine un tema tan espinoso como el del adulterio con tanta sutileza y refinamiento como con el que lo planteó François Truffaut en esta película, de la que también es guionista. Filmada en un poderoso y exquisito blanco y negro, en su cuarta película (tras Los cuatrocientos golpes-1959-, Disparen sobre el pianista, -1960- y Jules y Jim, -1962-) el director galo vuelve a hacer alarde de su perfecto conocimiento y dominio de la naturaleza humana.Es increíble la extrema sensibilidad con la que Truffaut aborda el conflicto amoroso a tres bandas, ayudan la gran fotografía de Raoul Coutard y la excelente banda sonora de Georges Delerue, habituales en la Nouvelle Vague .La primera escena del film, esa mano femenina y masculina que se acarician, quizá sea el máximo exponente de esta sutileza, así como toda una declaración de intenciones de una película que en ningún momento cae en el morbo fácil y que evita cualquier gratuidad a la que se presta la trama. Y es que, desde el mismo momento en el que Nicole y Pierre se conocen, entablarán una relación que empezará con un constante juego de seducción basado en los silencios y en las miradas , que muchas veces dicen más que las propias palabras. Esa forma que tiene el director de cortar en seco la escena en la que ambos están sentados en la cama de esa habitación a oscuras del hotel, frente a frente, es prodigiosa y no hace sino apelar nuevamente a uno de los principios de su filmografía que no es otro que más vale sugerir que mostrar. La imaginación del espectador será la clave de un relato en el que el hombre le escribe a su amante: “Desde que te conozco soy otro hombre, y este hombre no puede vivir sin ti”.
