Notable película sobre tres generaciones de mujeres y el valor de la diversidad.
“20.000 especies de abejas” (2023) de Estibaliz Urresola Solaguren.
Sofía Otero, Patricia López Arnaiz, Ane Gabarain, Itziar Lazkano, Sara Cozar.
Es la primera, esperada y muy premiada película en largo de Estibaliz Urresola. Una historia de madres e hijas, con la transexualidad como uno de sus pilares fundamentales,
Un espléndido acercamiento veraniego en el que se despliegan los miedos y nuevos horizontes para tres generaciones distintas de mujeres.
«Quiero trasladar el valor de la diversidad en múltiples expresiones del film: en la variedad de personajes femeninos que encarnan la colmena familiar; en las creencias que nos sustentan; en las formas de sentir y de amar; en la riqueza lingüística de nuestra frontera. En este marco tan ligado a la tierra y a la naturaleza, busco presentar la transexualidad como una expresión de diversidad más de la vida. Y todo esto a través de Lucía y las sencillas pero complejas preguntas que se plantea y que nos traslada a la audiencia», .
Dice la directora bilbaina, que lo consigue y con la cual no puedo estar más de acuerdo.
Cocó, de ocho años, no encaja en las expectativas del resto y no entiende por qué. Todos a su alrededor insisten en llamarle Aitor pero no se reconoce en ese nombre ni en la mirada de los demás. Su madre Ane, (Patricia López Arnaiz), sumida en una crisis profesional y sentimental, aprovechará las vacaciones para viajar con sus tres hijos a la casa materna, donde reside su madre Lita (Itziar Lazkano) y su tía Lourdes (Ane Gabarain), estrechamente ligada a la cría de abejas y la producción de miel. En un caserón con amplios terrenos en el País Vasco francés.
Ese verano que cambiará sus vidas obligará a estas mujeres de tres generaciones muy distintas a enfrentarse a sus dudas y temores. Y sobre todo, a Ane a ser por fin honesta consigo misma y a Cocó a que la llamen Lucía
Película sutil, delicada, profunda que explora el descubrir trans, la sexualidad aun
no definida.
Magnífica metáfora del mundo de las abejas, de la colmena, con la tribu, la familia, los humanos. No sólo eso, es una excelente película por educarnos sin adoctrinar , por abrir ventanas.
Serán su tía, su madre y su hermano quienes la entenderán, el resto prefiere mirar a otro lado y su padre se ausenta, ni entiende, ni se le espera.
Ese baño en un estanque idílico con su tía, que le enseña el mundo de la abejas, a las que no hay temer y dejar que hagan sus funciones sin molestarlas. Ese baño con su amiga, cambiándose los bañadores. Su hermano que sin entender, acepta y apoya y su madre que rectifica, ama y escucha.
Lección de vida. Quizás no sea “El espíritu de la colmena” de Erice, ni “La lengua de las mariposas” de José Luis Cuerda, con las que tiene cosas en común pero que al tiempo tiene su propia personalidad y su calidad.
Es necesario que los padres, las familias entendamos esa autonomía corporal, en especial de los mas jóvenes y los escuchemos y no caigamos en los tópicos, “son cosas de niños”, “es un juego” o”no tiene edad”, entre otras frases.
A mí me ha enseñado y me ha gustado mucho. Poco más se puede pedir. Disfrutarla.
Añadir, para acabar, que Sofía Otero de 8 años obtuvo la Concha de Plata a la mejor interpretación en Berlín, la persona más joven en conseguirlo.
La edad, la que sea, de 5 a 99 años nunca debe ser una barrera para premiar una interpretación. Algunos festivales deberían tenerlo en cuenta.